ADVERTENCIAS

Este BLOG contiene algunas escenas sexualmente explícitas y lenguaje adulto que podría ser considerado ofensivo para algunos lectores (sexo homoerótico) y no es recomendable para menores de edad.

22 mar 2009

Love


Love
By Nerissa Leone


N/A: Los personages de Loveless Pertenecen a Yun Kouga, yo solo los uso para pasar un bun rato sin fines de lucro.

-*Dedicado a mi Sis malvada: Laura. FELIZ CUMPLE AÑOS
Por todos los regalos pendientes XDD TKM*-




Habían pasado ocho años, diez largos años desde la última vez que lo vio, con ese rostro lleno de pesadez, de tristeza que se contagiaba. Aquella lejana noche lo había visto dar la media vuelta sin decir más palabras que un simple: “¡Adiós Ritsuka!”, lo había visto alejarse con un aura de soledad que le congelo el alma, una imagen que recordaría los años venideros.

Y así fue, pasaron ocho años, sin saber nada de él, ni un mensaje vía celular, ni un e-mail, carta, llamada telefónica, nada, solo aquel recuerdo desolador y eso, aquel recuerdo lo mantenía intacto, como una instantánea que vivía pegada a su mente, tal y como estaban aquellas viejas fotos pegadas aun en su pizarra de recuerdos.

¡Cuanto dolía aquel recuerdo!

Aquella mañana despertó mas temprano de lo habitual, trato de volver a conciliar el sueño al menos unos minutos más, pero nada, pues aquella mañana se sentía extraño, demasiado excitado para su gusto. Tomo su bata y se dirigió al baño, abrió las llaves de la tina dejando que esta se llenara; después de un rato, se sumergió en la tibia agua, mientras en algún lugar de su habitación un pequeño radio sonaba a todo volumen, en una estación cultural, en aquel momento sonaba con gracia El Capriccio No 13 de Nicolo Paganini, mientras Ritsuka gozaba de su baño, cerro los ojos dejándose llevar por las intrincadas notas de aquella melodía hasta que esta termino, a eso vino el momento de dar los anuncios, a lo cual no solía prestar atención hasta que un nombre, aquel nombre lo hizo poner todos sus sentidos en alerta, prestando toda su atención en la voz del locutor, paro bien las orejas, los dos pares, mientras escuchaba.

“La próxima semana tendremos el honor de tener en el museo de Arte Metropolitano una exposición del pintor de origen japonés Soubi Agatsuma, donde nos mostrara parte de su extenso repertorio de pinturas, que en su mayoría tratan de figuras abstractas sobre la naturaleza… La entrada será estrictamente con invitaciones especiales que se repartirán entre gente de elite de nuestra ciudad, eso solo para la inauguración de esta exposición, la cual estará durante una semana entera a disposición del publico en general…”

Aquella noticia lo había dejado sin armas, sin nada más que decir, sin ganas de hablar, de respirar, de nada…

¿Era él?, ¿seria el mismo?

Se pregunto, saliendo de la bañera, tomo una toalla y su bata, dirigiéndose a la habitación, apago el radiecillo, donde ahora sonaba un concierto para piano y orquesta de algún compositor que el desconocía, o de saberlo en aquel momento lo había olvidado, todo.

Sonó su despertador, sacándolo de aquel letargo en el que había caído, dándose cuenta que sin quererlo y casi por inercia ya se había vestido y tomado sus cosas para ir al colegio.

Bajo con cuidado, entrando a la cocina donde su padre tomaba un ligero desayuno, pero el esa mañana no tenia apetito, simplemente tomo un yogurt de bote y se fue, sin decir nada.
Su madre, aquella mujer a la que amaba, ahora ya no existía, ella se había suicidado después de que su hermano desapareciera de nuevo, aquella mujer no había resistido aquella ilusión, era demasiado dolorosa, ver muerto una ver mas a su hijo mayor, y Ritsuka, de el, para el no había nada, como siempre, solo nada, mas que cicatrices y el dolor de haber perdido a un miembro mas de su familia.

Camino hasta la estación de autobús, el cual lo dejo después de un tranquilo y no muy extenso viaje frente a la Universidad de Artes, donde el estudiaba ahora, quería ser un gran fotógrafo, era el mejor de su clase o al menos eso decían sus compañeros y maestros.

Le faltaban pocos meses para graduarse y ya tenia ofertas para trabajar en grandes empresas, agencias de modelos, publicitarias, periódicos, revistas, pero para Ritsuka, nada de eso tenia importancia, solo hacia aquello por el gusto de guardar recuerdos, para no olvidar.

Llego a su salón de clases donde todos lo miraban con cara de admiración, pero aquella mañana aquellos ojos lo observaron distinto, consternación, al ver la mirada perdida en su rostro, aquella expresión que no decía nada y al mismo tiempo todo.

-¿Que sucede?- alguien pregunto, pero no hubo respuesta, solo hasta que pasadas las horas y las clases, Ritsuka reacciono al escuchar su nombre viniendo de la voz estricta del Rector del instituto.

¿Como había llegado hasta ahí?

Se pregunto.

Pero no hallo la respuesta, y vio en su reloj, era tarde, la hora de la salida, todo aquel día lo había pasado sin pena ni gloria, actuando como un autómata, le dijo el Rector, peor no estaba ahí por eso, estaba ahí por que le darían un gran premio por su gran esfuerzo y sus excelentes calificaciones.

-Pero no entiendo por que.-contesto tontamente.

-A ver, joven Aoyagi.-dijo el rector, tratando de mantener la calma.-Usted ha sido un estudiante excelente, el mejor de este instituto desde que el joven Agatsuma, se graduo.

Y de nuevo aquel nombre, aquel apellido que hacia que sus recuerdos mentales salieran a flote, perdiéndose en ellos, ya sin prestarle atención al rector, solo tomo el sobre lacrado, con su nombre impreso en el.

Una invitación para la exposición de Soubi.

Era lo único en que su mente pensaba, en eso y en su pronto reencuentro y en sus recuerdos.

Paso una semana, y el seguía en el mismo estado, como de letargo, actuando como un verdadero zombi, siendo causa de muchas burlas de parte de sus compañeros, pero a él… a él no le afectaban, no le importaba nada más que saber que esa misma tarde lo vería de nuevo.

Llego puntual a la cita, vestido con un traje el mismo que había planeado llevar a su graduación, peor ya no importaba si lo estrenaba antes, por que lo vería, de nuevo.

Entro al vestíbulo, con el suelo revestido de rojo carmín. Con paso tambaléate que aparentaba seguridad mientras otras personas entraban detrás y delante de el.

Al fin, al fin esta dentro de aquel inmueble, al fin estaría cerca de él. Espero paciente a que iniciara dicha exposición el momento en que vería nuevamente aquellos lustrosos ojos azules, como el mismísimo cielo a medio día, claro y sincero.

Se tronaba los dedos con nerviosismo, mirando a ese listón rojo que indicaba que pronto seria cortado por él.

Pasaron unos minutos que para Ritsuka fueron eternos cuando un barullo en la puerta lo hizo volver la mirada, un bello auto de marca extranjera se aparcaba al frente de la galería y de el, al abrirse la puerta salio, con su larga cabellera rubia y sus ojos azules enmarcados por sus gafas redondas, seguía tal y como lo recordaba, quizás con un gesto mas serio en su rostro.

Sintió que su corazón rebotaba una y otra vez dentro de el, parecía que quería salirse de su cuerpo y correr hacia el, igual que sus pies, pero no lo hizo, se mantuvo firme en su lugar, mientras lo bella pasar en espera que el se diera cuenta de su presencia.

Nada, simplemente había pasado de largo, sonriendo casi fingidamente aun que ninguno de los presentes lo supo notar, solo él, por que lo conocía, por que sabia que dentro de aquella luminosa mirada aun había tristeza, aun estaba solo y eso lo hirió en lo profundo de su alma, saber que aquel a quien durante ocho años amo en secreto, seguía sufriendo por su causa.

Había sido un mal Maestro, un mal Sacrificio.

En menos tiempo del que creía ahí estaba, viendo aquellas pinturas llenas de formas asimétricas de animalitos y cosas extrañas, mientras Soubi, era asediado por un sin fin de reporteros y gente que pedía el precio de sus pinturas.

Se dio por vencido, aquella noche seria imposible cruzar palabra con él, así que salio pasando cerca muy cerca de él, ya sin prestarle atención.

Tomo un taxi y se dirigió a su casa, donde se encerró en su cuarto, no sin antes tomar del refrigerador una caja de leche saborizada y un emparedado que preparo rápidamente.

Se quedo pensando, tratando de comer, aun que mucha hambre no tenia, se recostó en su cama, sin quitarse la ropa de gala que esa noche portaba, simplemente no tenia ganas de nada, mas que imaginar sus ojos azules, llenos de luz.

No supo ni cuento tiempo había pasado, pero se había quedado dormido en una mala posición, por lo que al levantarse todos los huesos de su espalda tronaron, se puso de pie y se tomo el resto de aquella leche saborizada y tiro el embase al cesto de basura, ya sin ganas de volver a dormir, se fijo en la hora de su despertador, las dos y media de la madrugada, indicaban los números brillantes y solo atino a suspirar, resignado y volvió a acomodarse sobre el colchón, mirando al techo, con la mente en blanco.

Cerró los ojos, pues así era la única forma de volver a ver su rostro, de pronto escucho que tocaban en el cristal de su ventana, extrañado se levanto y tomo un abre cartas de su escritorio, su única arma de defensa en caso de que el que estuviera tocando fuera un ladrón.


Abrió el ventanal, arrastrando la puerta sin levantar la cortina, por lo que esta comenzó a volar cuando una ráfaga de viento entro a la calida habitación.

El corazón de Ritsuka comenzó a latir frenéticamente contra su pecho, era el, ahí de nuevo en su habitación, como antaño.

-Tu.-murmuro sorprendido, dando unos pasos hacia atrás, tirando el abre cartas.

-Aquí estoy.-contesto el intruso.-Ritsuka.

-Soubi.-pronuncio aquel nombre con emoción.- ¿Como?

Que mas podía decir, le costaba trabajo articular palabras, enlazarlas, todo en su cabeza en ese mismo instante carecía de sentido, lo único importante era que el estaba ahí, en medio de su habitación.

Soubi, sonrió con aquella tranquilidad y simpleza que le caracterizaba, con todo el amor que sentía aun por Ritsuka, con aquel cariño casi enfermo que lo obligo, una vez, a separase de aquel niño.

Su niño.

-Vine por ti.-dijo en un tono moderado, Soubi.

-¿Pero como sabias que aun vivía aquí?- pregunto Ritsuka, sin quitarle la vista de encima.

-No lo sabia, solo lo supuse.-contesto.-Aun te empeñas por crear recuerdos.-dijo, acercándose a la pizarra encima de su escritorio.-Así que supuse que quisiste conservar este recuerdo.

Murmuro, refiriéndose a las tardes o noches que pasaban juntos en la habitación del joven, “conversando”, o simplemente observándose.

-¿Por que te fuiste así?-cuestiono el menor.

-Tenia que-dijo.-Mi presencia solo te causaba confusión y dolor, tu mismo lo dijiste; así que no quería lastimarte más.

Fijo su azulada mirada en el joven, que solo lo miraba fijamente, sin creer que estuviese ahí, frente a el, contestando sus preguntas, como nunca antes había hecho.

-Lo hice por amor, Ritsuka-confeso.

-¿Amor?-contesto a manera de pregunta.-No creo saber que es el amor precisamente.-dijo Ritsuka.-Quise saberlo, quise aprender, pero…

-¿Pero que Ritsuka?-pregunto Soubi.

-Nunca lo entendí, por que no estuviste ahí para orientarme.-murmuro.-Tu que decías amarme hasta morir, no estabas ahí cuando necesitaba saberlo.

-Lo siento.-se disculpo en un murmullo, desviando la mirada.-Pero ya estoy aquí, dispuesto a todo, solo por ti.

Ritsuka sonrió y se acerco mas a Soubi, toco su pecho con una mano, comprobando que aquel no era un simple sueño.

-¿Aun me amas?-pregunto el joven.

-Ritsuka…-hablo el mayor.-Te amo.

Confeso con una media sonrisa, tomando aquella pequeña mano entre la suya, acercando sus cuerpos que al entrar en contacto se estremecieron.

-Te amo Soubi.-confeso Ritsuka.-Ahora estoy seguro de ello.

Dijo y lo beso, dulce y tranquilamente, cerró los ojos, sintiendo el brazo de Soubi cerrándose en trono a su cintura, pegándolo más y más en medio de aquel caluroso beso.

Nada mas importo en ese instante, nada, mas que aquella calida presencia que le brindaba seguridad, nada mas que saberse verdaderamente amado, mientras aquel sentimiento de vació se desvanecía en el calor de esos fuertes brazos.

Amor.

Sabia que a partir de ese momento y a pesar del nombre que portaba en el brazo, no volvería a doler ante la idea de hacerle honor a este.

No seria más Loveless… Sin amor…

Ni Soubi seria Beloved…

Simplemente seria una palabra, sin prefijos y sufijos…

Solo una palabra con tanto significado en su sencillez…

Love… Amor.






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Espero que les haya gustado, dejen sus opiniones y/o criticas.

Bloody Kisses

Nerissa

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